1779
Óleo sobre lienzo, 260 x 165 cm Madrid, Museo Nacional del Prado

Francisco de Goya - El columpio

Este cuadro inaugura una serie de trece cartones para tapices destinados a la antecámara (el " descanso") de los príncipes de Asturias en el Pardo; entra en la cuenta presentada el 21 de julio de 1779, a la que acompaña una descripción como es habitual muy precisa: cuatro niños de la nobleza y tres mujeres de diversas eda-des encargadas de su cuidado se distraen en el campo; al fondo hay un grupito de pastores con los rebaños y está el lacayo esperando con la carroza. El centro narrativo de la pintura es el columpio, en el que se mece una dama sonriente, impulsada por uno de los niños, que tira de una cuerda atada a un árbol. El tema es típicamente rococó, pero, si se compara con la célebre interpretación que de él ofreció Fragonard, en la que el amante, medio echado en la hierba, aprovecha la oscilación del columpio en el que está sentada la amada para atisbar bajo las faldas, que ella mueve con un piececito coquetuelo, resalta la inocencia de la versión goyesca. En la diferenciación de las actitudes de los personajes podría ser útil hacer referencia al tema de la ocupación según la edad: el juego para los jóvenes, contrapuesto a la contemplación para los ancianos, tema que interesó también a Jean-Antoine Watteau. La banda que rodea el talle del niño y la falda de la mujer del columpio destacan con su nota azul en el oscurecimiento del tono general del color, debido a que ha trepado la preparación pardorojiza utilizada por Goya, quien conforme a un uso muy difundido trabajaba las zonas oscuras de la tela "ahorrando" sobre la preparación antes de añadir las tierras. Pero también en el resto de la superficie la capa de color es muy sutil, con frecuencia a modo de veladura.