1936-1937
Óleo sobre tabla, 35 x 27 cm Basilea, Kunstmuseum

Dalí - Jirafa en llamas

Reaparece en este famoso cuadro la figura femenina con los flacos brazos extendidos cuyo esquema estaba ya presente en Arpa invisible, de 1934, donde hallamos también otro de los motivos dalinianos de estos años: los cajones, por lo general medio abiertos, insertados en el cuerpo. El dibujo de la figura principal está también muy próxima a la de la Mujer con la cabeza de rosas, de 1935. Otra repetición de invenciones ya aprovechadas en sus cuadros de los primeros años treinta y luego un poco olvidadas son las altas muletas que sostienen las extrañas prolongaciones distribuidas a lo largo del cuerpo. El motivo de la jirafa podría guardar relación con el título del tema para una película jamás realizadaque Dalí había escrito en estos años junto con el actor Harpo Marx, Giraffes on Horseback Salad.

René Magritte, quien, dejando aparte los primeros años de su actividad, nunca fue muy cariñoso con el pintor catalán, en una carta del 28 de marzo de 1959 a André Bosmans, escribe acerca de este cuadro: "Dalí es superfluo. Su Jirafa en llamas es una grotesca caricatura, una repropuesta sin inteligencia, por fácil e inútil, de la imagen que yo he pintado mostrando una hoja de papel ardiendo y una llave en llamas, imagen que después he precisado mostrando un solo objeto en llamas: una tuba. Dalí demuestra así, ya desde hace algún tiempo, que pertenece a ese mundo sórdido en el cual se hace una visita al papa y se da valor a la pintura históricoreligiosa". En efecto, Dalí había obtenido, el 23 de noviembre de 1949, una audiencia de Pío XII, en la cual le había regalado una de las versiones de la Madonna de Port Lligat.