Hacia 1968-1970
Óleo sobre lienzo, 398,8 x 299,7 cm Saínt Petersburg, The Salvador Dalí Museum, en préstamo de la Morse Charitable Trust

Dalí - El torero alucinógeno

En este gran lienzo, en el cual trabajó el artista durante bastante tiempo, aparecen muchas de las imágenes favoritas de Dalí, entremezcladas en un juego de alusiones múltiples que van desde los cuadros más antiguos hasta los experimentos de violenta descomposición de las figuras que caracterizan su periodo llamado de la "mística nuclear". Entre ellas se pueden reconocer el rostro de Gala, el busto de Voltaire y la figura del niño con traje de marinero el artista de pequeño, que ya aparecía en El espectro del sex appeal, de 1943. No es fácil desenredar esta maraña de dobles imágenes, dentro de la cual se consigue distinguir también el dramático rostro del torero mencionado en el título; se trata en realidad de dos caras, formadas por las fuertes sombras de los bustos de las Venus de Milo en primer plano. El paño rojo que ciñe las caderas de la figura más a la derecha aludiría además a la muleta, tradicionalmente de este color, como la que usa el torero para citar al toro en la arena, y a ésta remite el gran hemiciclo con gradas que delimita el cuadro en su parte superior, entre cuyas arcadas reaparece obsesivamente el espectro de la célebre estatua griega. El animal sacrificado por el torero es visible abajo hacia la izquierda, saliendo de lo que parecen ser las rocas, extrañas y evocadoras, típicas de la costa del Ampurdán natal del pintor. Al amado Port Lligat, donde Dalí solía pasar los meses estivales, alude también la bahía de agua cristalina donde flota una minúscula figurilla de bañista. Sobre el significado de las numerosas moscas incluidas en el lienzo, se sabe por las memorias de Amanda Lear, la modelo inglesa que desde mediados de los sesenta visitó asiduamente a Dalí, que durante todo un verano habían sido uno de los principales objetos de atención del artista catalán.