1788
Óleo sobre lienzo, 350 x 300 cm Valencia, catedral

Francisco de Goya - San Francisco de Borja se despide de su familia

La siguiente pareja de cuadros fue ejecutada para la catedral de Valencia por encargo de los duques de Osuna en honor de su santo antepasado. Goya presentaba la cuenta, concluidos los trabajos, el 22 de mayo de 1788. Se conservan ambos bocetos en la colección Santa Cruz de Madrid. Las escenas de la vida del santo se sitúan, espiritualmente, dentro de la tradición española, repleta de sentimiento trágico y de profundidad jesuítica. Francisco de Borja (15101572), noble español, sobrino segundo del Papa Alejandro VI Borgia, abandonó su carrera a la muerte de su esposa en 1546, se trasladó a Roma y se hizo jesuita. Predicó en España y Portugal y después se convirtió en general de la orden, señal de que no había perdido del todo un cierto amor españolesco por el mando y la jerarquía. Se le representa habitualmente cuando es recibido por san Ignacio de Loyola en el umbral del colegio de los jesuitas de Roma o bien arrodillado junto a san Francisco Saverio, que bautiza a los conversos de Extremo Oriente. A Goya se le encomendó desarrollar dos temas más ligados al entorno familiar y a lo anecdótico, quizá considerados más aptos para ilustrar los vínculos de parentesco de los Osuna con su santo antepasado y que habrían de ser más gratos sobre todo el de san Francisco de Borja asistiendo a un moribundo impenitente al gusto un tanto esotérico de sus nobles comitentes, por deseo de los cuales ejecutará una década después la serie de cuadros de brujas para la Alameda. Esta primera escena, en la cual Francisco abandona su rango aristocrático para entregarse a la vida religiosa, se ambienta evidentemente con un vestuario pseudocincocentesco que le confiere un carácter único dentro de la obra de Goya, anticipando de forma un poco desconcertante e inesperada el gusto troubadour que será típico del estilo neogótico a la francesa.