Hacia 1513
Lienzo, 265 x 196 cm Dresde, Gemáldegalerie

Rafael Sanzio - Virgen con el Niño, los santos Sixto y Bárbara y dos ángeles (Vladonna Sixtina)

Cuenta Vasari que Rafael "pintó para los monjes Negros de San Sixto en Piacenza la tabla del altar mayor, una con una Virgen junto a san Sixto y santa Bárbara, una obra realmente rara y singular". La obra permaneció en su lugar originario, en la capilla piacentina, hasta 1754, año en que fue vendida a Augusto III de Sajonia. Trasladada a Moscú en 1945, al año siguiente fue devuelta a la Galería de Dresde. Se ha planteado la hipótesis de que el lienzo pudiera haber sido encargado por el papa Julio II Della Royere por motivos de carácter bien político bien devocional. Lo cierto es que en la iglesia se conservaban los restos de santa Bárbara y de san Sixto, santo del cual el pontífice era profundamente devoto; por la presencia de dichas reliquias hasta la época de su cardenalato (y con toda seguridad en 1500) benefició a la iglesia de esta ciudad, que en el transcurso de 1512 apoyó a los ejércitos papales contra Luis II en la guerra que el mismo Julio había emprendido para expulsar a los franceses de Italia.

Tal vez fue precisamente para rendir homenaje al santo al cual estaba unido por vínculos de devoción, así como por motivos de gratitud hacia Piacenza, por lo que el papa pudo encargar esta obra a Rafael, después de junio de 1512 (claro está, antes de su muerte en febrero del año siguiente). En ella asistimos, gracias a la utilización del cortinaje, a la aparición de la imagen divina de la Virgen con el Niño, como en una teofanía. Sin embargo, en su entrada majestuosa y por intercesión de los dos santos (en Sixto se han reconocido los rasgos somáticos de Julio II), cuyos gestos son mucho más mesurados que los que los de los santos de la Madonna de Foligno), la Virgen se muestra viva y atrayente con el semblante de Margherita, hija del sienés Francesco Luti, conocida como la Fornarina, la amada de Rafael. Es interesante subrayar que precisamente la intercesión de los dos santos colocados entre la Virgen y los fieles anticipan lo que serán los dictámenes de la Contrarreforma católica en el terreno artístico.