Año 1874
Óleo sobre lienzo, 60,5 x 80 cm, París, Musée d'Orsay

Claude Monet - El puente de Argenteuil

El año de realización de "El puente de Argenteuil" marca un momento fundamental para los pintores del grupo que exponen juntos por primera vez. Monet logra resultados de extraordinaria claridad en el ámbito de sus indagaciones sobre las calidades lumínicas. Algunos de los paisajes de este momento relumbran con un aura especial que suscitó con razón el asombro de quienes apreciaban su obra.

Este cuadro es una de sus obras maestras: es un fragmento de realidad indagado con una intención profundamente analítíca que produce, sin embargo, la sensación poética del estupor ante el hecho natural. Es delicadísimo el modo de fundir los diversos valores luminosos. El pintor se centra sobre todo en la reproducción de las transparencias del agua y del cielo. La pincelada se fragmenta en toques diminutos para descubrir el centelleo de la luz que reverbera sobre las cosas y sobre las transparencias de agua, que reflejan las barcas, el puente, los árboles y los edificios.

Cultivaron a la vez el mismo asunto Monet, Renoir, Sisley, Caillebone, Manet y Berthe Morisot. La finalidad del común empeño es indudablemente cognoscitivo y parte de presupuestos metodológicos estrechamente relacionados con el pensamiento teórico contemporáneo: la visión es un momento de toma de conciencia, de interiorización de un dato de la realidad.

Depende de impulsos externos que, actuando sobre la retina, son elaborados por el cerebro. El resultado es una percepción que no puede ser considerada más que subjetiva, aun estando determinada por un mismo objeto de partida. El momento de comparación con otros artistas que están trabajando en la misma dirección adquiere un relieve decisivo, pues se convierte asimismo en un momento de conocimiento.