Año 1654
Óleo sobre lienzo, 112 x 102 cm Amsterdam, Six Stichting

Rembrandt - Retrato de Jan Six

Rembrandt hace gala en este retrato de una técnica extraordinaria: las pinceladas, aparentemente rápidas y casuales, se distribuyen de manera virtuosista en una trama de luces y sombras intensa y refinada.

El pintor conoció probablemente a Jan Six hacia mediados de los años cuarenta; el joven poeta pertenecía a una rica famila hugonota de fabricantes de telas y era un consumado erudito y un entendido coleccionista. Rembrandt lo representó en 1647, año en que grabó un retrato suyo al aguáfuerte: el gentilhombre aparece en su estudio, rodeado de libros y de objetos de arte y ocupado pi la lectura de un manuscrito. Para Six realizó también Rembrandt el frontispicio de la tragedia Medea y dos dibujos para un álbum privado; en 1653, hallándose en dificultades económicas, Rembrandt se dirigió a él para obtener un préstamo.

Cuando en 1654 se ejecutó este retrato, la relación entre el pintor y el culto cliente estaba, por tanto, en su momento culminante; sin embargo, después ya no tendrían ningún contacto. Tal vez Six, que entretanto había emprendido una carrera pública, consideró poco oportuno continuar vinculando su nombre con el de Rembrandt: el prestigio social del artista había quedado oscurecido por su relación con Hendrickje, que precisamente en 1654 fue convocada por el tribunal eclesiástico.

En el cuadro, Six aparece como un hidalgo suntuosamente vestido y con gesto despreocupado agarra el guante que se acaba de quitar. Según una sugerente interpretación, la técnica utilizada por Rembrandt sería la traducción en términos pictóricos la sprezzatura [desdén], término con que Baldassar Castiglione conceptúa en el cortesano la quintaesencia del garbo del aristócrata, que en toda situación debe demostrar actuar con facilidad y sin esfuerzo aparente.