Año 1917-1919
Óleo sobre lienzo, 23 x 32 cm París, Musée d'Orsay

Pierre-Auguste Renoir - Mujer apoyada en el codo

Este cuadro uno de los últimos experimentos del pintor, ya anciano y cada vez más obstaculizado en su trabajo por los dolores de la artritis deformante ofrece ideas de gran interés sobre el procedimiento artístico de Renoir.

El esquema compositivo del cuadro es un triángulo, formado por la silueta de la mujer (los hombros y el codo forman dos ejes de él), que ocupa la mayor parte del espacio pictórico.

El color predominante es una vez más el rojo, del cual se sirve el pintor en estos años para la representación de las rosas, de las carnaciones femeninas o infantiles y de la fruta.

Con pocas pinceladas de empaste espeso, Renoir modela la imagen de un rostro de mujer apoyada en el codo: el color, cada vez más pastoso, adquiere en su obra tardía características "táctiles" casi de arcilla dado que el pintor, por la parálisis de gran parte del cuerpo, ya no puede utilizar el pincel con la sutileza típica de sus cuadros más famosos. Desde 1913, también a instancias del marchante Ambroise Vollard, Renoir se dedica de manera creciente a la experimentación con el lenguaje escultórico, en particular con los relieves que modela con Richard Guino, alumno de Aristide Maillol.

Este cuadro muestra cuánto han influido estas investigaciones en la pintura de su último periodo y viceversa: las esculturas son, en efecto, la traducción plástica de su obra pictórica, el postrer punto de llegada, en el soleado escenario mediterráneo de CagnessurMer, en una búsqueda de solidez y síntesis que se remonta al periodo "ingresco" de principios de la década de los ochenta.