Año 1892
Óleo sobre lienzo Versalles, Musée Nacional des Cháteaux

Pierre-Auguste Renoir - Retrato de Stéphane Mallarmé

El retrato de Mallarmé, poeta padre del simbolismo, amigo íntimo de Renoir y cercano al grupo de los impresionistas motivo por el cual Víctor Hugo lo define como "mi querido poeta impresionista", no es uno de los más logrados de la producción retratística del pintor. Éste, acaso inhibido por su propia intimidad con el poeta, convierte el rostro de su amigo casi en una máscara esculpida que no refleja la interioridad del personaje retratado: el resultado está lejos del nivel del Mallarmé pintado por Manet en 1876, en el cual el poeta es captado en una pose aparentemente espontánea, trabajando sentado en un diván y con el cigarro encendido en la mano derecha.

En aquel momento, Mallarmé establece una especie de asociación crítica con el grupo impresionista, que, según su visión personal, depende de Manet, y ese mismo año escribe un artículo sobre los impresionistas que se publica en la revista londinense Art Monthly Review. En él, el poeta se propone ilustrar al público inglés sobre las peculiaridades técnicas del lenguaje impresionista, poniendo a pintores como Renoir, Pissarro, Sisley y Monet en relación directa con Édouard Manet: "Dado que ningún artista tiene en su paleta un color que corresponda al aire libre escribe Mallarmé el efecto deseado se puede obtener solamente con la ligereza o la pesantez del toque o con la modulación del tono.

Manet y su escuela usaron colores simples, frescos, o aplicados con ligereza, y sus efectos parecen obtenidos a la primera, tanto que la luz omnipresente funde y vivifica todas las cosas [...] Lo que el impresionismo tiene el poder de conservar no es el fragmento material que ya existe, superior a cualquier representación suya, sino el gozo de haber recreado la naturaleza pincelada a pincelada".