Año 1877
Óleo sobre lienzo, 56 x 47 cm Moscú, Museo Pushkin

Pierre-Auguste Renoir - Jeanne Samary con vestido escotado

La mujer retratada es una actriz de carrera muy precoz: ingresó en el Conservatorio a la edad de catorce años, obtuvo a los dieciocho el primer premio de comedia y muy pronto se convierte en la niña mimada del teatro francés. En la época del cuadro, es tan célebre en París como Sarah Bernhardt; durante tres años será para el pintor (que la retratará al menos doce veces) "la petite Samary, qui fait la joie des femmes et surtout des hommes"[la pequeña Samary, que es la alegría de las mujeres y sobre todo de los hombres]. Su asociación se romperá en 1880, cuando la actriz dé sus preferencias a algunos pintores de escuela académica (BastienLepage y CarolusDuran), maestros del retrato oficial, que sabrán valorarla de manera diferente a los ojos del público.

Este cuadro, titulado también El ensueño por el aire dulcemente soñador de la retratada, se expondrá en 1877 en la tercera muestra del grupo impresionista y logrará cierto eco en la crítica: Zola afirmará que "el éxito de la exposición es el rostro de mademoiselle Samary, un rostro todo él rubio y sonriente". Renoir se hace notar en este caso por una pintura ligerísima, casi sin contrastes claroscurísticos, construida con pinceladas breves y cruzadas: protagonista indiscutible de la composición es el rostro de la mujer, que destaca por la finura de la ejecución pictórica y la atenta descripción de la mirada soñadora.

Sin embargo, la obra fue asimismo objeto de varias reseñas negativas por parte de la crítica académica, más interesada en la reproducción realista de los detalles anatómicos que en la impresión de conjunto; además lo más importante parece que la propia retratada no se sintió especialmente satisfecha con el cuadro, que ciertamente no exalta ni valora el rango social de la actriz sino que, por el contrario, con esa mirada soñadora dirigida hacia el espectador, parece acercarla a él y buscar un contacto más directo.