Año 1875-1876
Óleo sobre lienzo, 47 x 38 cm París, Miusée d'Orsay

Pierre-Auguste Renoir - La lectora

La modelo es Margot (Marguerite Legrand), que aparece en muchos cuadros de Renoir de los años setenta (véase, por ejemplo, Cabeza de mujer de perfil): procede de Montmartre y su muerte de fiebre tifoidea, en febrero de 1879, es causa de gran dolor para el artista, que recuerda que "tenía una piel que reflejaba la luz" e intenta reproducir este efecto con la intensa iluminación cromática del rostro.

Para este cuadro, que entrará en la colección de Gustave Caillebone, el pintor emplea una mezcla de colores más bien descoordinada, una pincelada filamentosa, yuxtaponiendo muchas veces grandes trazos de colores complementarios con golpes de espátula; así, la zona azulverdosa de la parte derecha del lienzo, adyacente a una mancha unitaria amarillorosa detrás de la cabeza de la modelo; el encarnado del rostro es también interrumpido por violentas pinceladas amarillas.

En esta obra, Renoir se adhiere con convicción a los dictámenes del impresionismo: la pintura es rápida, hecha de luz y de color, con escasa atención al dibujo (como se evidencia en las dos simples líneas negras con las que Renoir ha representado los ojos, vueltos hacia abajo). La obra se presenta como la imagen de una instantánea fotográfica tomada inmediatamente por el pintor delante del motivo que lo ha seducido, pero en realidad la composición está atentamente meditada en el estudio, y conserva el recuerdo de una Lectora análoga de Fragonard: la misma luz, reflejada por las páginas del libro, ilumina de manera similar la frente de las dos lectoras.

El motivo de la mujer leyendo será una constante en la obra del pintor: otras Lectoras son, por ejemplo, madame Monet y madame Chocquet, pero el tema, una vez más, es para Renoir únicamente un pretexto para pintar la gracia femenina, la suavidad de unas carnaciones y los reflejos de la luz sobre ella.