1955
Óleo sobre lienzo, 114 x 146 cm Nueva York, Ganz Collection

Picasso - Las mujeres de Argel

En 15 de diciembre de 1954, como homenaje a Matisse, cuya Odalisca admiraba, Picasso inició una serie de quince lienzos que se remitían al cuadro de Delacroix Mujeres de Argel, una de las figuras del cual, según el pintor, se parecía increíblemente a su compañera Jacqueline Roque. La composición, en sus líneas esenciales, se asemeja mucho a la de Delacroix. En las numerosas variantes sobre el tema pasó de vivaces inserciones de color a atmósferas casi monocromas. Las primeras de la serie se caracterizan por una atmósfera serena que recrea el ambiente típico de un harén, donde un grupo de mujeres en un interior pasa el tiempo charlando. Este estado de ánimo fue radicalmente modificado después, hasta llegar en las últimas versiones a escenas de carácter orgiástico. Están lejos las ricas y preciosas figuras de Delacroix; aquí, las mujeres ofrecen sus cuerpos desnudos al espectador, mostrando los senos procaces y las caderas redondas. La figura de primer plano, alta y poderosa, tiene un rostro de contorno clásico y grandes ojos negros, en contraste con el cuerpo de formas totémicas. A su lado, una mujer tendida de costado cruza con desenvoltura las piernas. No hay diálogo entre las dos mujeres y la figura de la izquierda, representada de manera más realista, parece poseer una autoridad superior a la de sus compañeras. El interior, de paredes descoyuntadas y sin aberturas al exterior, representa un lugar secreto donde las mujeres viven apartadas. Se dejan ver en esta obra dos estilos diametralmente opuestos, que Picasso nunca había empleado juntos: el del rostro de la mujer de la izquierda y el de su compañera tumbada, geométricamente rígido. Ambos se complementan en vez de molestarse, ofreciendo dos versiones distintas de la realidad y el erotismo femeninos.