Año Año 1670 a 1675
Óleo sobre lienzo, 144,5 x 113 cm Munich, Alte Pinakothek

Bartolomé Esteban Murillo - Joven frutera

Ninguno de los cuadros de género de Murillo permaneció en España. Uno de los motivos es que, mientras que sus pinturas religiosas eran en su mayoría peticiones de conventos y parroquia sevillanos, las pinturas de género no eran obras de encargo y entraban en los circuitos de mercado. Este hecho, unido al interés que despertaron en el público entendido, produjo que a finales del siglo XVII casi todos hubieran sido comprados por extranjeros.

De la Joven frutera sabemos que fue adquirido por Maximiliano José III en 1768 de la herencia del consejero Franz Joseph von Dufresne y que en 1836 pasó de la Hofgartengalerie de Munich a la pinacoteca de la ciudad. El episodio que recoge este cuadro ha sido discutido durante mucho tiempo. Durante el siglo XIX se pensaba que la muchacha pagaba la fruta elegida al muchacho, aunque hoy en día la explicación más aceptada es que los dos protagonistas son vendedores de fruta, que cuentan el dinero después de un día de venta. Esta ambigüedad dice por sí sola mucho del encanto de esta pintura.

La escena se sitúa en un paraje aislado, como sugiere la arquitectura abandonada de la derecha. Los niños han buscado un rincón seguro y tranquilo donde detenerse a contar las ganancias del día. El muchacho observa complacido cómo la frutera cuenta atentamente y en silencio las monedas. En Murillo, la ligereza del mensaje del cuadro no está nunca reñida con la preocupación por el acabado y la factura. De hecho, la belleza de la ejecución en estas pinturas de género de su última etapa es extraordinaria. La gran libertad con la que el pintor aborda estas telas no es sino un estímulo para desarrollar espléndidos ejemplos de su mejor pintura.