Año 1670 a 1675
Óleo sobre lienzo, 146 x 108,5 cm Munich, Alte Pinakothek

Bartolomé Esteban Murillo - Niños jugando a los dados

Ei éxito cosechado por Murillo con este tipo de escenas de género lo indujo sin duda a reinterpretar algunos asuntos y escenarios, como a simple vista se desprende del análisis comparativo entre esta pintura y los Niños comiendo de una tartera. El tema del juego en pintura había sido popularizado por Caravaggio y su círculo, aunque en un tono claramente distinto al empleado por Murillo. Mientras que la pintura italiana introduce siempre la trampa entre jugadores, el sevillano se complace en mostrar la inocencia del juego, sin el menor dramatismo.

Existían numerosas referencias literarias en la España de los siglos XVI y XVII a las fullerías en el juego entre muchachos, pero el pintor sevillano se inclina por una representación idealizada del tema, en concordancia con los demás cuadros de género de su última etapa. En un escenario casi idéntico al del cuadro citado más arriba, tres arrapiezos de diferentes edades se solazan en el juego. El más pequeño mira con hastío sin percatarse de que su perrillo lo vigila con la esperanza de atrapar alguna migaja de pan. Esta figura se ha desentendido del juego, y ha dejado de masticar, distraído por la presencia del espectador. Mientras, los dos niños algo mayores juegan concentrados ajenos al tercero. Una vez más, Murillo nos muestra su grandeza como pintor de sentimientos humanos; es evidente que el niño que ha lanzado los dados ha hecho una buen tirada y esboza una sonrisa, mientras que el otro muestra preocupación ante el desenlace de la jugada.

El modelado de sombras y luces que baña la figura del primero es un excepcional trozo de pintura. En la esquina del primer plano, un hermoso bodegón de cesta de frutas nos recuerda la despreocupación de los chavales por el sustento. Una extraña atmósfera de ensoñación e irrealidad parece envolver toda la pintura.