Año 1665 a 1670
Óleo sobre lienzo, 136 x 179 cm, San Petersburgo, Museo del Ermitage

Bartolomé Esteban Murillo - Descanso en la Huida a Egipto

En pocas obras se ha explorado el tema del sueño infantil con la belleza y la delicadeza de éste. El asunto se venía interpretando desde el Renacimiento y existían excelentes cuadros, como El descanso en la huida a Egipto de Rubens en el Museo del Prado o El Descanso de Van Dyck en Munich, que lo habían tratado.

Sin embargo, rara vez tiene un papel tan protagonista como en esta pintura, en la que todas las figuras parecen no atender a otra cosa que no sea velar el sueño del Niño. La Virgen levanta el cendal y muestra a su Hijo desnudo con un gesto admirativo, algo teatral. Un san José joven y apuesto observa la escena sujetando con la mano izquierda el cabestro del asno para que ningún ruido despierte a la criatura. Por su parte, los dos angelitos rafaelescos de la izquierda parecen contenerse mutuamente para no perturbar su paz.

La obra revela el buen conocimiento de Murillo de la pintura italiana que sin duda conocería del natural en su viaje a Madrid. Domina una sensación general de serenidad y silencio, como si el mundo se hubiera detenido para contemplar el sueño del Niño Jesús. La espontaneidad y la delicadeza con que está pintado todo el cuadro, pero sobre todo las figuras centrales, contribuyen a la sensación de sosiego que produce este Descanso. De origen desconocido, y copiado en numerosas ocasiones, el lienzo aparece citado por Sanders en su Description de l'Hermitage de 1805. Existe una hermosa Sagrada Familia de Murillo en la colección Chatsworth en Derbyshire que retorna el terna del sueño del Niño.