Año de 1662 a 1665
Oleo sobre lienzo, 235 x 522 cm Madrid, Museo del Prado

Bartolomé Esteban Murillo - El patricio relata su sueño al papa Liberio

Es la continuación de la leyenda iniciada en El sueño del patricio. El patricio y su mujer acuden a narrar su visión al papa Liberio, que decide acudir al lugar indicado del monte Esquilino para comprobar el milagro. Allí, ante el pueblo y el clero reunidos, en pleno mes de agosto, se descubre efectivamente la milagrosa nevada. La colocación de los dos lienzos con el tema del sueño en el templo de Santa María la Blanca tenía como objeto que en ambos la orientación del paisaje del Esquilino fuera la misma, creándose un efecto direccional hacia el altar mayor, donde se encontraba la imagen de la Virgen de Santa María.

La composición de este segundo cuadro es más compleja, pero está resuelta con igual o superior maestría. Los personajes se distribuyen también escalonadamente, aunque de forma inversa, formando un eje diagonal que señala hacia el paraje milagroso. En la estancia del papa, la zona más próxima al espectador se encuentra en penumbra y la figura del pontífice se recorta ante el fondo, cuya luz proviene de un grandioso escenario de arquitectura clásica.

En el centro del cuadro, el prelado con gafas y sobre todo la esposa del patricio absorben y reflejan la luz en un alarde técnico de pincelada suelta, sugestiva e impresionista. En la recreación del espacio arquitectónico se ha querido ver la influencia de la pintura veneciana de Tintoretto, Veronés e incluso Tiziano, en cuya Pala Pesaro podría haberse inspirado Murillo, a través de algún grabado, para pintar la elegante columna del primer plano. El paisaje que se abre a la derecha es de gran profundidad; en él, Murillo no ha escatimado detalles para ilustrar el séquito que acompaña al papa hacia la cima del monte nevado. La técnica es muy atrevida y espontánea y contribuye a disolver las formas y transmitir una sensación de lejanía.