Año 1900
Oleo sobre lienzo, 89,5 x 100 cm París, Musée d'Orsay

Claude Monet - El estanque de los nenúfares, armonía rosa

La obra representa una vista del puente japonés del jardín de Monet en Giverny. En este cuadro, las tonalidades están moduladas con arreglo a acordes cromáticos vibrantes. Los pigmentos rosavioláceos se mezclan con los verdes y con los amarillos. La materia pictórica es densa y la pincelada fina y desordenada. El efecto es casi el de un pastel muy coloreado y Monet parece referirse explícitamente, en esta versión, al gran colorista Renoir. Su paleta, peculiarmente viva, parece comunicar la especial pasión del pintor por esas flores delicadas, que había escogido personalmente para decorar su paraíso privado, elegido como el lugar en el que pasar en la serenidad los años de su vejez.

Sin embargo, sabemos que también el trabajo con los Nenúfares lo ocupa sin tregua y no le da paz. Escribe al comerciante DurandRuel en diversas ocasiones y siempre se lamenta de que no logra captar el motivo como quisiera: "Sepa usted que estoy absorto en el trabajo. Estos paisajes de agua y reflejos se han convertido en una obsesión. Está por encima de mis fuerzas de anciano y sin embargo quiero llegar a representar lo que siento vivamente. No estoy acabado [...] vuelvo a empezar esperando que salga algo de tanto esfuerzo".