Año 1897
Óleo sobre lienzo, 75 x 92,5 cm París, Musée d'Orsay

Claude Monet - El Sena en Giverny

El motivo del agua no fue abandonado jamás por Monet, quien todavía en los últimos años del siglo conserva su fascinación por el paisaje de la cuenca del Sena, uno de los asuntos preferidos de sus años de juventud. En este cuadro Heno de luz y de reflejos renueva el motivo de las iridiscencias luminosas que había investigado en las obras encargadas por los Hoschedé a finales de la década de los setenta. A través de una enorme serie de estudios ejecutados en los años anteriores, el pintor se ha convertido ahora en un maestro en la representación de formas y colores que se reflejan en una lámina de agua.

Efectivamente, si comparamos esta obra con las de los años setenta podemos verificar que Monet, en esta fase más madura, consigue obtener efectos de mayor virtuosismo y refinamiento. El paisaje sigue siendo indagado con minuciosa atención, pero el pintor es ahora plenamente capaz de abordarlo incluso a nivel emotivo y no sólo técnico. El resultado es extraordinario y en esta fecha el público aprecia cumplidamente la obra del artista, que cuenta ya