Año 1500
Tiza negra, sanguina y pastel amarillo sobre papel, 63 x 46 cm París, Musée du Louvre, Cabinet des Dessins

Leonardo da Vinci - Retrato de Isabella d'Este

Procedente de la colección Vallardi, este cartón ingresó en el Louvre en 1860. El retrato parisiense no ha gozado nunca una gran fortuna crítica porque se derivaba de un modelo heráldico, una medalla ejecutada por Gian Cristoforo Romano en 1498.

Se dice que a la marquesa Isabella d'Este no le gustaba posar para ser retratada, aunque, a juzgar por las veces que mandó llamar a Leonardo para ese fin, parecería exactamente lo contrario. Cuando Lorenzo Gusnasco cotejó este cartón con los retratos realizados por Giovanni Bellini, estos últimos le resultaron en extremo luminosos y nobles pero en comparación con éste muy poca cosa.

Esta obra es interpretada como una verificación de las palabras que Cecilia Gallerani escribió a Isabella en cuanto a la primacía de Leonardo como retratista, que aquí, sin embargo, da prueba de una madurez mayor que cuando pintó el retrato de aquélla. Leonardo se había interesado muy tempranamente por la representación del rostro y el cuerpo humanos. En este cartón ha estudiado con detenimiento la luz que mejor podía presentar el encanto del rostro, deteniéndose a describir los "movimientos del alma".

El retrato de la marquesa, aun habiendo quedado en fase de cartón preparatorio, anticipa sin duda el retrato de Mona Lisa. Está quizá mejor construido que éste, cuya figura no parece dominar el primer plano con tanta autoridad, ni es visible una similar rotación del busto en ese mismo momento. El rostro no es expresivo como el del Retrato de un músico o la llamada Belle Ferroniére, pero, con todo, se reconoce en él la grandeza lograda por el artista en el vigor de los cuerpos de la Última Cena. En las líneas que dan cuerpo al suntuoso traje son visibles los diminutos orificios destinados a dejar filtrar sobre la tabla el finísimo polvo de carbón que habría constituido la marca de base de la pintura.