1923
Temple y collage sobre cartón,
105 x 74 cm
Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, legado Dalí al Estado español

Dalí - Autorretrato cubista

Mientras estudiaba en la Academia de Madrid, Dalí pintaba cuadros de estilo cubista, de los cuales es un notable ejemplo este autorretrato. El rostro del artista, bien reconocible por las cejas unidas en el entrecejo, sale de la cortina de angulosas escamas gris-azuladas; lo hacen más inquietante las órbitas vacías, una blanca y otra negra. Dalí contó después que se había inspirado en las pinturas de Juan Gris, al que admiraba entonces de manera especial.

En la residencia en la que vivía, Dalí llevaba una vida apartada -que transcurría entre las aulas escolares y las salas del Prado-; sus compañeros se mantenía a cierta distancia, pues su vestimenta y actitudes snob les inspiraban desconfianza. El descubrimiento casual por parte de Pepín Bello de sus cuadros cubistas lo hizo repentinamente popular, convirtiéndolo en una de las principales referencias de la comunidad estudiantil de la Residencia de Estudiantes.

La enseñanza académica, que se ajustaba a programas anticuados y sin ningún contacto con los nuevos movimientos artísticos europeos, será una gran decepción para Dalí, quien descubrirá por su cuenta las obras de Picasso, Gris, Morandi y Chirico, artistas que ejercerán sobre él una influencia profunda y duradera.

En su Vida secreta cuenta el pintor: “Un día llevé una monografía sobre la obra de Georges Braque. Nadie había visto nunca cuadros cubistas y ninguno de los alumnos de la Academia pareció tomarse en serio esta pintura. Sólo el profesor de anatomía, que al parecer poseía mayor espíritu científico que los demás, me rogó que le prestase el librito. Confesó que nunca había visto obras cubistas pero consideraba justo respetarlas, si bien no las comprendía en absoluto”.