Año 1623
Óleo sobre lienzo, 166 x 120 cm Sevilla, Museo de Bellas Artes

Diego Velázquez - Imposición de la casulla a san Ildefonso

En este cuadro es evidente la influencia de El Greco (1541-1614), influencia que, sin embargo, Velázquez reelabora siempre con asombrosa seguridad para llegar a un inimitable estilo propio, caracterizado por un dominio absoluto en la manera de sondear la profundidad del tema, de una creciente delicadeza pictórica y un estudiado arte compositivo que indican al genio en la apariencia del aprendiz. Se piensa que el cuadro es de 1623, en el intervalo sevillano entre el primer y el segundo viaje a Madrid. Es probable que Velázquez se parara en Illescas, entre Sevilla y Madrid, y viera las obras de El Greco. No obstante, podría haber admirado otras obras del cretense en Madrid o en El Escorial, acaso en la propia Toledo. No se sabe para qué cliente realizó el joven Velázquez este gran lienzo, de culto típicamente español, especialmente de Toledo. San Ildefonso fue un prelado ilustrísimo; por sus escritos y sermones en defensa de la virginidad de María se le impuso una casulla preciosísima, concedida por la Virgen en señal de gratitud. La influencia de El Greco en esta pintura se puede advertir quizá en la religiosidad exangüe del personaje. Sin embargo, también la composición es un tanto "grequista", extrañamente triangular, con la casulla, sujeta por la Virgen sobre la cabeza del santo y que cae por ambos lados, con un ímpetu luminoso que arranca hilos del luz al púrpura un poco frío de la tela y se conjunta con los pliegues violáceos del manto de María. Se ha observado a menudo que los ángeles o santas que acompañan a la Virgen "no pasan de ser lindas mozas andaluzas, entretenidas, al parecer, en sencilla charla y desde luego totalmente ajenas al acto de la imposición" (Pantorba). La cabeza de María, con los ojos bajos y una expresión modesta, está realizado con gran desenvoltura, a base de pinceladas de luz muy brillante.