Año 1644
Óleo sobre tabla, 83,8 x 65,4 cm Londres, National Gallery Firmado y fechado "REMBRANDT F 1644"

Rembrandt - Cristo y la adúltera

En 1644, Rembrandt volvió con esta tablita al estilo de principios de los años treinta, como muestra, por ejemplo, la elaborada arquitectura que define el espacio de la escena: este motivo estaba presente en términos análogos en una tabla de 1631, Simeón recibe al Niño Jesús en el templo (La Haya, Mauritshuis). Rasgos regresivos semejantes atestiguan indudablemente un momento de crisis, pero no disminuyen la gran calidad de esta pintura: según Arnold Houbraken, biógrafo dieciochesco de Rembrandt, Cristo y la adúltera es uno de los mejores cuadros del maestro.

El episodio representado se narra en el Evangelio de Juan: una mujer adúltera fue conducida al templo ante Jesús para que la juzgase. De este modo, los escribas y fariseos querían poner a prueba su respeto por las leyes judaicas y le preguntaron si la mujer debía ser lapidada. Cristo, agachándose, escribió en el suelo: "El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra".

La escena imaginada por Rembrandt se desarrolla en el interior del templo: al fondo, sobre un estrado, el sumo sacerdote destaca sobre un fastuoso altar rodeado de fieles. En el centro de la composición, un sacerdote señala a Jesús la mujer cuyo destino ha de decidirse; la adúltera está de rodillas, llorando.

A diferencia de la tradición iconográfica, Rembrandt no representa el momento en el que Cristo escribe en el suelo; el Mesías está en pie y sobresale por encima de la multitud. La actitud de los fariseos revela aprensión y curiosidad y refleja la nota que tomó Rembrandt en un dibujo: "Estaban tan ansiosos de coger en falta a Jesús que estaban impacientes por oír su respuesta".