1908
Óleo sobre lienzo, 81 x 56 cm, San Petersburgo, Museo Estatal del Ermitage

Picasso - La campesina

En el verano de 1908, Picasso decide sumergirse en la paz de La Rue de Bois. Allí se dedicó al paisaje y a la naturaleza muerta y ejecutó, antes de regresar a París, algunas figuras de campesinas que había observado en los campos. Hallamos en este cuadro algunas referencias a la obra de Cézanne y del Aduanero Rousseau, que ya había ejercido su influencia tanto en las naturalezas muertas como en los paisajes de La Rue de Bois. Para la representación de La campesina se vale de una drástica eliminación de los detalles que lleva al artista a concebir el rostro y el busto de la mujer como un único bloque escultórico. La mujer, poderosa y estática, parece esculpida de la tierra marrón del campo; Picasso, para hacer más patentes las sólidas e imponentes dimensiones de la figura, utiliza una monocromía tostada. La cara, de formas angulosas y sintéticas, anticipa las de la Dríada y las Tres mujeres, en las cuales la cita de las máscaras africanas es especialmente visible en la nariz y los ojos estilizados y oscuros. En la Campesina encontramos la sencillez y la aspereza rurales típicas del campo más incontaminado.