1929
Oleo sobre lienzo,
81 x 100 cm
Dallas, The Southern Methodist University, Meadows Museum

Miró - La reina Luisa de Prusia

En algunas obras de estos años, Miró se había servido de postales como punto de partida para sus cuadros; en este caso se vale de otra fuente impresa, un anuncio de un motor diesel alemán que recuerda la silueta de una mujer imponente, de pie, con un seno prominente y ataviada con un traje largo.

La impresión de este cuadro es muy abstracta; la colocación de la figura, que flota en el espacio, añade una atmósfera de suspensión. El uso de los colores está encaminado únicamente a acentuar la profundidad del espacio, una especie de caja perspectívica que la banda negra lateral hace claustrofóbica.

Un cuadro de este tipo, en un momento en el que casi había desaparecido toda referencia a lo real, hace pensar en un intento profanador del arte que en la época se prefería al que Hitler etiquetaría como “degenerado”. La ostentación del régimen, su poder conservador se identifican con los de un monarca.

Miró realizará posteriormente algunos retratos femeninos sobre la base de unos modelos bidimensionales que utilizará como fuente de inspiración. Estos “retratos imaginarios” son surrealistas no en el sentido que se suele entender de irrealidad sino indicando un significado más allá de la realidad, una sub-realidad que exprese también lo que no se dice. Es evidente que en este este punto la ruptura está próxima: con el lenguaje del surrealismo, el artista tiene las manos atadas.