1929
Óleo sobre lienzo, 140 x 80 cm Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, legado Dalí al Estado español

Dalí - El hombre invisible

Este cuadro, que Dalí no llegó a terminar y del cual se conoce también un estudio preparatorio, es el primero de sus lienzos que contiene una doble imagen y parece que la idea del cuadro le vino sugerida por el recuerdo de un libro sobre el antiguo Egipto cuyas ilustraciones había admirado de niño. Según se preste atención a unos detalles o a otros, se puede visualizar la figura entera de un hombre sentado o un amplío paisaje salpicado de edificios inacabados o medio en ruinas. Por ejemplo, los cabellos del hombre se convierten en nubes doradas en el paisaje. El experimento, sin embargo, no satisfizo al artista, que dejó el cuadro sin terminar. En efecto, la excesiva artificiosidad perjudica la claridad de las figuras, que no logran emerger con decisión de la trama de motivos. Dalí atribuía unos especiales significados a dicho personaje, al que consideraba un "fetiche paranoico", protector suyo y de Gala. En la Vida secreta describe al Hombre Invisible como un individuo de sonrisa benévola, capaz de exorcizar todos sus terrores y ponerlos en fuga. Pero, en realidad, más que en un hombre estaba pensando en Lidia Noguer, una curiosa campesina de Port Lligat en cuyos extravagantes razonamientos hacían las delicias del pintor y a la cual él y Gala compraron su primera y minúscula casa. Si bien esta primera tentativa daliniana de creación de imágenes dobles, valiéndose del mecanismo de los engaños visuales, no fue un completo éxito, después siguió por este camino, alcanzando resultados en ocasiones espectaculares.