1905
Oleo sobre lienzo,
147 x 95 cm
Moscú, Museo Pushkin

Pablo Picasso - Acróbata y joven equilibrista

 

Con la aparición de los personajes del circo hubo también una vuelta parcial al estudio y a la representación de los efectos atmosféricos, sobre todo por los fondos de los grandes cuadros. El interés que Picasso había experimentado un tiempo por estos últimos tenía su origen en su admiración por las obras de los impresionistas; posteriormente, el intenso estudio de la escultura griega otorgó concreción y densidad a las figuras, sin que ello supusiera un retorno a las concepciones académicas. Esta serenidad clásica es también reflejo de la nueva felicidad hallada en su amor por Fernande Olivier.

En esta pintura, a la solemnidad del azul oscuro se yuxtapone el cálido color rosa. Parece como si los viejos, los ciegos y los enfermos hubieran dejado paso a la presencia positiva de temas como la juventud y el amor. Los personajes del circo no son representados en una mísera soledad sino observados y atendidos por sus compañeros. El joven aquí retratado ya no es la figura pálida, demacrada y de aspecto enfermizo que caracterizaba a los personajes del periodo anterior: ahora, la gracia y la armonía llenan y animan estas nuevas composiciones.