1901
Oleo sobre lienzo,
80 x 60 cm
París, Musée National Picasso

Pablo Picasso - Autorretrato azul

Afínales de 1901 se impone decididamente en la obra de Picasso la monocromía azul. Se abre una fase independiente y estilísticamente homogénea a la que se aplica la denominación de Epoca Azul, de la cual tenemos las primeras indicaciones experimentales en los numerosos retratos ejecutados tras la muerte de su amigo Casagemas.

Este color, que caracteriza su obra hasta 1904, fue escogido por Picasso no solamente por su fuerza expresiva pero también y sobre todo por su valor psicológico, que le permitía ir más allá de la descripción naturalista.

Este dramático Autorretrato, ejecutado a finales de su segunda estancia en París, recoge elementos de la pintura francesa y española. Picasso se presenta con un amplio abrigo oscuro, abotonado hasta el cuello, probablemente para defenderse del frío del invierno. Los ojos hundidos dejan entrever tristeza y melancolía.

No hallamos en este retrato ningún símbolo que aluda a su profesión de pintor. Picasso podría ser un poeta, o igualmente un intelectual o una persona corriente. El artista se vale de sí mismo como recurso para hablar del dolor y de la pesadumbre; aparece perdido, demacrado, robado por un sufrimiento que primero consume el alma y luego el cuerpo. Su amigo Sabartés dirá: “Picasso cree que el dolor es el fondo de la vida”.