1933
Oleo sobre lienzo,
130,4 x 162,5 cm
Barcelona, Fundació Joan Miró

Miró - Pintura (1933)

Forma parte de una serie de 18 cuadros realizados a partir de ilustraciones de partes mecánicas o de objetos de uso corriente, recortadas de catálogos y periódicos. Los collages así obtenidos sirven a Miró sólo para la fase de proyecto de sus cuadros, como muchas veces antes los bocetos de sus cuadernos.

Eligió objetos mecánicos y tecnológicos para lanzarse a sí mismo un nuevo desafío: desnaturalizar la naturaleza técnica de dichos objetos. A todos los efectos, aunque estas creaciones parten de figuras que forman parte integrante de la realidad, éstas ya no son iden-tificables en el resultado final. Partes de máquinas y utensilios se “enmascaran” convirtiéndose en danzantes formas coloreadas que destacan ante los diversos y vivos fondos de los cuadros. El juego rítmico es mantenido por la recíproca subordinación de las formas y las líneas que las unen o complementan.

Experimentador siempre insatisfecho, Miró, a través de la búsqueda de una pintura aún más ideada y construida, trata de encauzar la excesiva espontaneidad madurada en la fase antipictórica que precede a estas obras. Lo que intentaba era llevar su arte por una vía más conceptual, liberándola de su constante deuda con la experiencia visual. Evidentemente, el artista va en busca de un punto de equilibrio entre el intento de desvincular su pintura de la sospecha de facilidad, que hizo que fuese incomprendida y poco apreciada, y la de refrenar su creatividad en la toma de control que proporcionan unas imágenes más construidas.