1798
Fresco, 550 cm de diámetro Madrid, San Antonio de la Florida, cúpula de la capilla de la ermita

Francisco de Goya - Milagro de san Antonio de Padua

La emita de San Antonio de la Florida, en el suburbio madrile ño junto al Manzanares, fue levantada entre 1792 y 1798. Por intervención de Jovellanos, Goya obtuvo el encargo de ejecutar los frescos del interior de la capilla, que comenzó el 1 de agosto de aquel año y al parecer terminó en ciento veinte días. La cúpula es evidentemente la parte más visible e importante de los frescos de la capilla. Aparece en ella san Antonio de Padua resucitando a un hombre asesinado que revela el nombre de su homicida y exonerando así al padre del santo, que había sido acusado del crimen. Goya sitúa la escena al otro lado de una barandilla de hierro, que corre todo alrededor de la base circular de la cúpula y por la cual se asoma una multitud de asistentes de toda laya: majos, niños, mendigos, encapuchados, todos retratados con una pincelada irrefrenable, vertiginosa, sumaria, La invención de los detalles narrativos como el chiquillo que monta a caballo en la barandilla, las mujeres que cuchichean entre sí, el pañuelo que se agita en el aire, etcétera se amalgama perfectamente con el estilo abocetado, invadido de una airosa vitalidad cuya fuente vio Longhi en los frescos de la iglesia romana de los Trinitarios Calzados, conocidos por Goya en sus viaje juvenil a Italia, donde el gran crítico señalaba "una factura deshecha y airosa, un relato que huele a ajo y cebolla y que, libremente narrado en el ' sottinsi» improvisado y sin reglas de la cupulita, nos transporta inevitablemente a San Antonio de la Florida".