1924
Oleo sobre lienzo,
125 x 99 cm
Madrid, Fundación Federico García Lorca

Dalí - Naturaleza muerta

Este cuadro, firmado y fechado en el ángulo superior derecho, aparece en una famosa fotografía de 1927, colgado en la pared de detrás del poeta Federico García Lorca. Probablemente regalo del pintor a su amigo poeta, siguió siendo propiedad de la familia y luego pasó a la fundación que lleva su nombre.

El cuadro acusa claramente la influencia de Carra, Chirico y las pinturas del Morandi “metafísico”, obras que Dalí conocía, entre otras cosas, por las monografías editadas por ValoriPlastici, la revista de Mario Broglio que desarrolló entre 1918 y 1922 una importante función informativa, dando a conocer la obra de estos artistas mucho más allá de los limitados horizontes de la provincia italiana.

La disposición escenográfica de los objetos, cuyo perfil es remarcado por la fuerte línea de contorno y por las sombras alargadas, amén de la yuxtaposición heteróclita de frutas y extrañas siluetas de madera, atestiguan la atención que Dalí prestaba a la pintura metafísica, que ejercería una influencia determinante en algunos de los principales representantes del movimiento surrealista. De Chirico tomará Dalí algunos de los motivos más característicos de sus pinturas posteriores, como las esferas de reloj y las lúgubres sombras alargadas, transformadas no obstante por su capacidad visionaria en entidades totalmente nuevas y originales.

En el ámbito de sus investigaciones personales sobre los nuevos lenguajes pictóricos, ese mismo año Dalí ejecutó una Naturaleza muerta purista, inspirada en los principios del Purismo, el movimiento artístico que se reunía en torno a la revista L’Esprit Nouveau, que incluyó entre las figuras más destacadas al francés Édouard Je-anneret, quien luego se haría célebre como arquitecto con el pseudónimo de Le Corbusier.