1932
Óleo sobre lienzo, 60 x 42 cm Saint Petersburg, The Salvador Dalí Museum, en préstamo de la Morse Charitable Fund

Dalí - Huevos al plato sin plato

Ante el eterno fondo de la tranquila ensenada de Port Lligat al crepúsculo, se ve una bandeja con dos huevos fritos, con un tercero colgado encima de ellos, sostenido por un hilo cuyo origen se pierde fuera del espacio pictórico. La extravagante composición propone un motivo en el cual se mezclan complejos significados ligados a la alimentación y a los humores biológicos a ella unidos: la saliva, la sangre y a la oposición duroblando, que volverá con frecuencia a nutrir la imaginación del pintor. Los huevos de la bandeja simbolizan sobre todo, para Dalí, la vida intrauterina y las misteriosas sensaciones que la acompañan. Diez años después, el artista protagonizará un sorprendente fotomontaje de Philippe Halsman, donde aparece desnudo en posición fetal, encerrado dentro de un huevo. Hay otras sugerencias, esta vez de la tradición iconográfica religiosa, que no son tal vez ajenas a esta imagen: los senos de santa Ágata, tradicionalmente exhibidos en un plato; los ojos de santa Lucía, motivo que utilizó Dalí en los años sesenta para la revista Vogue. En esta ocasión presta el rostro a la virgen siracusana la modelo inglesa Amada Lear, durante mucho tiempo la preferida del artista, la cual sostiene ante sí un plato donde hay dos medios huevos cocidos, macabro simulacro de los ojos arrancados a la santa.