1908-1909
Óleo sobre lienzo, 200 x 178 cm San Petersburgo, Museo Estatal del Ermitage

Picasso - Tres mujeres

Se trata de uno de los cuadros más ambiciosos de este periodo, en el cual la influencia del arte negro predomina sobre todos los demás. Como en Las señoritas de Aviñón, esta obra requirió una larga preparación que se resolvió en numerosos bocetos y dibujos preparatorios antes de la ejecución en el lienzo. Según Pierre Daix, los primeros estudios para este proyecto corresponden ya a 1907. Al año siguiente, Picasso tuvo ocasión de ver, en el Salón de los Independientes, los desnudos de Derain y los paisajes de Braque; la influencia que estas obras ejercieron sobre el estilo del artista se deja ver en la utilización de una pincelada más dinámica y cargada de materia. Los estudios preparatorios documentan los numerosos cambios que experimentaron los rostros y los bustos; ningún decorativismo interesa a Picasso en este momento. El aspecto sintético de los volúmenes, las masas sólidas y pesadas son los verdaderos elementos portantes de este cuadro, cuyas figuras parecen más esculpidas que pintadas. La actitud que adopta cada una de ellas está en este caso lejos de las usadas para las esculturas africanas; aquí, como en Las señoritas de Aviñón, se derivan de modelos europeos como La fuente de Ingres y Las bañistas de Derain, mientras que todavía proceden del "arte negro" los rostros, cada vez más semejantes a las máscaras tribales. Además, Picasso pinta a las Tres mujeres como si estuviesen talladas en el mismo trozo de madera; las figuras parecen enmarañadas formando una unidad, lo cual impide hacer una lectura independiente de cada cuerpo. Todo esto se debe, una vez más, a la escultura y a los relieves vistos en el museo etnográfico de París, donde hombres y animales se entrelazan para dar forma a un único arabesco.