1888
Óleo sobre lienzo, 73 x 92 cm San Petersbsurgo, Museo Estatal del Ermitage

Vincent van Gogh - Espectadores en los toros

El centro de Arles está dominado por una imponente plaza romana, en la que aún hoy tienen lugar las corridas en verano. Van Gogh fue a ver una y se sintió impresionado por el espectáculo; el acontecimiento se convirtió en ocasión para una de las escasísimas escenas de multitudes pintadas por el artista. Los verdaderos protagonistas de la jornada el torero y los animales son incluidos en realidad sólo de forma marginal en la representación. La atención de Vincent se centra en las gradas, encuadradas desde lo alto, donde se agolpa la gente. El artista no se detiene a describir individualmente a las personas y hasta las más cercanas al punto desde el que toma la imagen están poco más que abocetadas: lo que le interesaba era transmitir la impresión de la masa vociferante, que el tono verde dominante hace luego aún más indistinta.

El cuadro fue realizado en diciembre, cuando el artista vivía con Gauguin, y la influencia del amigo es bien visible en la obra. El pintor proponía un tipo de pintura definida como cloisonnisme o sintetismo. Se suprimía todo detalle y el artista se centraba en la presentación abreviada de las masas principales, pintadas con superficies de color plano y siluetas de perfiles oscuros. Van Gogh, que ya avanzaba por un camino paralelo, se acercó mucho, en este cuadro, a las soluciones de Gauguin, llegando también a renunciar a su habitual colorido "gritón" por una casi monocromía terrosa, rota por los contornos negros con que están trazadas las figuras. Es muy probable que el diálogo entre los dos pintores fuese también más estrecho: uno de los cuadros más célebres de Gauguin es La visión después del sermón, de 1888. Presenta una composición análoga, con un ángulo de parterre encuadrado desde arriba y un grupo de mujeres bretonas pintadas con su estilo sintético. Las dos obras se prestan a una comparación directa, pero la de Vincent, coral y animada, se limita a recoger la idea básica de la de Gauguin, anterior, reconstruyéndola de manera personal.