1887
Óleo sobre lienzo,
54 x 65 cm
Parós, Musée d'Orsay

Vincent van Gogh - El Restaurant de la Siréne en Asniéres

Después de las clases que tomó en el taller del pintor Cormon y, sobre todo, de frecuentar la tienda del pire Tanguy, un comerciante de colores que simpatizaba con muchos artistas jóvenes, Van Gogh había establado amistad con los pintores Émile Bernard y Paul Signac, convertidos respectivamente en dos de los mayores exponentes del simbolismo y del neoimpresionismo. En su compañía, durante la época estival, había ido varias veces a trabajar al aire libre a Asniéres, un suburbio de París a orillas del Sena, que había inspirado ya en los años anteriores a algunos impresionistas, como Monet y Pissarro. Vincent prueba aquí con uno de los temas típicos de los "pintores de la vida moderna", escogiendo un lugar de encuentro, captado en un momento de tranquilidad; parece vivir la atmósfera de las primeras horas de una tarde dominical, que tantas veces habrían representado Renoir y sus compañeros. Aunque manifiesta que no forma parte de su grupo,. Van Gogh había hallado inspiración en su paleta clara y en su pincelada impresionista. En el cuadro domina, en efecto, un acorde de colores luminosos amarillo, azul, rosa con las notas rojas del muro, la puerta y algunos detalles, que contribuye para dar vivacidad al cuadro. El uso del negro se reduce al mínimo y el artista recurre a las sombras coloreadas, es decir, a lo que había sido una de las mayores innovaciones del Impresionismo cada tono se refleja en el aire circundante y, en consecuencia, tampoco las zonas oscuras lo son en realidad del todo. La representación del restaurante que da título al cuadro se convierte, en suma, en un pretexto para mostrar, desde un ángu-lo visual insólito, el escorzo de una calle suburbana y para expe-rimentar con la nuevas técnicas pictóricas que el artista estaba des-cubriendo en París, auténtica capital mundial del arte entre el si-glo XIX y el XX.