1886
Óleo sobre lienzo,
91 x 50,5 cm
Zurich, Kunsthaus

Vincent van Gogh - Jarrón con malvaviscos

Una vez establecido en París con su hermano Theo, en 1886, Vincent comenzó a pintar una nutrida serie de jarrones de flores. Ya antes, durante sus peregrinaciones holandesas, había ejecutado algunas naturalezas muertas, centrándose sin embargo en la representación de zapatos. Desde la primera mitad de la década de 1880, además, había empezado a interesarse por la teoría de los colores de Eugéne Delacroix y en París le impresionaron especialmente las obras de Adolphe Monticelli y sus dotes de colorista. Las numerosas representaciones florales de Monticelli impulsaron a Van Gogh a probar suerte en este género y el cuadro de Zurich es uno de los muchos ejemplos de ello. En él no se revela todavía la influencia de la pintura impresionista, que a Vincent, en un principio, no le gustó. En comparación con la paleta cargada, aunque más bien tradicional, de Monticelli, la de Monet y sus compañeros, mucho más clara y luminosa, le parecería sin duda pálida. A los ojos del observador actual, por el contrario, el Jarrón con malvaviscos parece desde el punto de vista cromático casi sobrio, incluso consumido. El rojo del esqueje más alto es oscuro, así como el verde de las hojas que sobresalen del borde del jarrón; también los tonos de éste, que van desde el gris al marrón y al negro, contribuyen a dar al conjunto un tono de pesadez, a pesar de la presencia de las flores y los capullos blancos y, sobre todo, del luminoso fondo verde amarillento.