1903
Oleo sobre lienzo,
100 x 70 cm
San Petersburgo, Museo Estatal del Ermitage

Pablo Picasso - Retrato de Benet Soler

En 1903 el joven Picasso realizó algunos retratos de sus amigos de Barcelona, entre ellos el de Benet Soler. Para este último ejecutó, además del gran lienzo de familia, un retrato dedicado a su consorte.

En la tela custodiada en el Ermitage de San Petersburgo, la natural elegancia es puesta en evidencia a través de algunos detalles refinados, por ejemplo el cuidado bigote. Picasso, sin embargo, no quiso representar a Soler en su personalidad real. Aparte de algunos pormenores biográficos, el cuadro se muestra velado por la acostumbrada melancolía, que tiñe el lienzo de colores marrones y oscuros. Da la impresión de que es imposible que un rato de sol ni de luz natural traspase nunca la atmósfera sombría en la que está inmerso el retrato.

También en este caso, como en la Bebedora de ajenjo, el leve sentimiento de melancolía es puesto de relieve por la expresión ausente y por la cara pálida y nerviosa que destaca con nitidez del fondo en tinieblas.