1938
Óleo sobre lienzo, 65 x 50 cm Colección privada

Picasso - Mujer sentada

La evolución continua a la que Picasso somete a su propio estilo lo lleva en 1937/1938 a experimentar con la llamada "telaraña", una estructura reticular que aprisiona formas y colores en una espiral variopinta. En algunos casos extremos realizó retratos en los que la materia del rostro parece dejar paso al mimbre y a la cuerda de los cestos. Picasso se siente fascinado por las posibilidades expresivas que este sistema permitía y, para satisfacer su curiosidad, ejecuta una serie de cuadros y dibujos en los que el soporte de papel, como el de tela, queda totalmente cubierto por dicha trama. En esta obra, una mujer, sentada en una silla, parece encerrada en un espacio angosto y claustrofóbico. El sombrero de paja repite el dibujo del seno descubierto. Los segmentos geométricos que construyen el respaldo de la silla y las mangas de la blusa chocan con las líneas curvas del pecho. Éstas hipnotizan al espectador, que a duras penas logra apartar la mirada del centro de la composición. En el rostro deformado, representado al mismo tiempo de perfil y de frente, da la impresión de que Picasso ha introducido rejas metálicas en el lugar de la boca y las fosas nasales.