1909-1910
Óleo sobre lienzo, 92 x 65 cm Moscú, Museo Pushkin

Picasso - Retrato de Ambroise Vollard

Ambroise Vollard, hábil marchante famoso en la época por ser amigo de numerosos artistas y poetas (Mallarmé, Zola, Apollinaire, Cézanne, Degas, Redon, Renoir, entre muchos otros), en junio de 1901 había organizado una exposición individual de Picasso, que aún no tenía veinte años; incluyó más de setenta y cinco obras. El suyo es uno de los retratos de amigos y marchantes que Picasso realizó en esta época; entre ellos hay dos de Wilhelm Uhde. Éste es uno de los primeros retratos que hizo Picasso en su nuevo estudio del Boulevard de Clichy, tras las experimentaciones del verano en Horta de Ebro.

El cuadro pertenece ya a todos los efectos al periodo del cubismo analitico, con sus composiciones cada vez más complejas y herméticas. El Retrato de Ambroise Vollard se descompone en el fondo, que lo fagocita y lo aprisiona en sí, borrando en parte el busto, pero conservando el rostro, que, aun ejecutado con arreglo a criterios estrictamente cubistas, no pierde la extraordinaria semejanza con el modelo. La nariz poderosa, la alta frente calva y los ojos semicerrados se destacan del fondo por su tonos claros y cálidos y por la ligera tregua lograda por el rostro respecto de los ritmos angulares que caracterizan el resto de la composición.

A pesar de que muchos amigos y colegas del marchante no consideraban en la época que el cuadro se le pareciese, él mismo contaba que el hijo de cuatro años de edad de un conocido, al ver por primera vez el retrato, dijo: " ¡Es Vollard!". El cuadro es revelador del método utilizado por el artista, que en estas obras introduce elementos fácilmente reconocibles por el contemplador, al cual sirven de guía y ofrecen un agarradero para la comprensión de aquéllas, y al mismo tiempo muestra una paradójica semejanza con los modelos.