1932
Oleo sobre tabla,
41 x 32 cm
Barcelona, Fundado Joan Miró

Miró - Llama en el espacio y mujer desnuda

En el verano de 1932, en la tranquilidad de la residencia de Montroig, Miró hace una serie de cuadros de pequeño tamaño con los cuales aborda la técnica del óleo. Se trata de obras de efecto abstracto en las cuales se superponen extensas superficies cromáticas, dando lugar a formas más bien austeras y revelando las grandes dotes de colorista que poseía Miró.

El tema del cuadro, difícil de reconocer, se sitúa en la intersección de estas formas que cambian de color cada vez que se entrecruzan. Miró opera aquí con el efecto de contraste de parejas de colores complementarios, como el verde y el rojo: en este caso, el rojo de la figurilla de pequeña cabeza vuelta hacia arriba, donde parece suspendida una llamita que parece a punto de caer en la cavidad, que representa quizá el vientre de la mujer. Este elemento ha de interpretarse como una probable alusión a la creación.

Se trata de obras que constelan la trayectoria del artista en su deseo de superar la pintura tradicional y, al mismo tiempo, de desarrollar su autonomía inventiva. Estamos aún en el terreno de la libre experimentación de un lenguaje que pueda reunir todas las características de la ecléctica personalidad del artista.

En 1932, los efectos de la crisis económica mundial se habían extendido al mercado del arte y el galerista parisiense Pierre Loeb ya no pudo permitirse vender sólo los cuadros de Miró, de modo que pidió a Matisse, de Nueva York, que comprase la mitad de la producción del artista y le proporcionase una retribución mensual. Esto dará origen a la importante exposición celebrada en Estados Unidos ese mismo año, cuyo éxito lo consagró a nivel internacional.