1921-1922
Oleo sobre lienzo,
123,8 x 141,3 cm
Washington, National Gallery of Art, donación de Mary Hemingway

Miró - La masía

Es el primer cuadro famoso de Miró. Tras lograr este elaborado estilo, el artista concebirá su vuelo de la imaginación y ya no volverá -de no ser por causas contingentes como la Guerra Civil española- a la representación del elemento realista.

Lo compró Ernest Hemingway; en él encontraba de nuevo el paisaje y la mentalidad de Cataluña. En el centro de la composición, como dividiéndola en dos partes, un imponente eucalipto, que extrae su poder vital de la tierra para elevarse al cielo, simbolizando la mentalidad catalana, cuyo apego a los valores de la tradición tienen raíces muy profundas. Aparecen elementos abstractos aquí y allá, como el círculo debajo del árbol o el cuadrado rojo que rodea el corral a la derecha.

Las dimensiones espaciales no son las naturales y los objetos no están reproducidos a escala real sino en relación con su importancia simbólica. El artista une elementos tradicionales y contemporáneos, evitando con todo referirse a cualquier estilo reconocible. Trabajó nueve meses en este cuadro, borrando lo más posible todas las influencias externas para dar vida a una estructura conceptual en la que nada se ha dejado al azar. El relato se entreteje entre mil detalles y alusiones y, considerando el tiempo de elaboración, no es extraño que se hayan aplicado al cuadro múltiples claves interpretativas, entre ellas la de la fecundidad, tal vez entendida metafóricamente como la artística. Hasta el gallo, la cabra y el conejo, dentro del corral, pueden verse como alusiones a la sexualidad, pero pueden también ser simples seres vivos. Esta tierra representa para Miró la energía vital, su vínculo con un mundo del cual puede ahora liberarse para conquistar un estilo personalismo.