1917
Oleo sobre lienzo,
61 x 50 cm
Nueva York, colección particular

Miró - Autorretrato (1917)

Este lienzo, junto con otra versión de 1919, es el único autorretrato que muestra a Miró de joven. Como sucede con otras obras de estos años, el artista utiliza un colorido intenso que se extiende también a las carnaciones y recuerda las obras de cuño expresionista y fauve.

El personaje que aparece en este retrato es precisamente el artista pequeñoburgués que causará una cierta desilusión al crítico Cle-ment Greenberg cuando lo conozca en 1947, en Nueva York. El Miró que creaba fantásticos alambiques y bufos seres grotescos con su trastornado vocabulario no es más que “un hombre pequeño y compacto, más bien lacónico... de cabeza bien hecha, redonda; rostro afeitado, pálido, rasgos menudos y regulares y ojos y movimientos rápidos... un poco nervioso pero también impersonal. Uno no puede dejar de preguntarse qué es lo que ha llevado a este burgués a la pintura moderna”.

Hasta la vestimenta -la chaqueta y la pajarita- y la pulcra raya del pelo responden a la percepción que casi todo le mundo tiene de él: un artista disciplinado y metódico al que no le iban nada los desarreglos y los aspectos más mundanos de la vida artística parisiense.

Sólo en otra ocasión, en los años de la guerra civil española, Miró se retratará en una imagen que trasluce la inquietud y un intenso dramatismo ligados a unos acontecimientos ajenos a esta obra juvenil.