1941
Temple sobre papel, 46 x 38 cm Nueva York, colección particular

Miró - Despertar al alba (De la serie de las Constelaciones)

En las Constelaciones, la música tiene un papel determinante en el arte de Miró, sobre todo la de Bach y Mozart. Cada estrella y cada puntito son añadidos día tras día en un avance lento pero constante que permite al artista saber exactamente dónde se situará cada elemento. La estructura lineal que sirve de arquitectura a cada uno de los cuadros se coloca sobre una base preparada con esmero, luego raspada para que la acuarela se adhiera de manera irregular, contribuyendo a dar vida a figuras insólitas y alegres. Delicado y vivaz al mismo tiempo, el fondo, cuya trama a menudo emerge rebelde, alberga signos gráficos y líneas sutiles, semejantes a filigranas, que unen los puntos en la superficie clara y trasparente en una red de correspondencias recíprocas que parece no tener nunca fin. En esta obra, el color sugiere el despertar por la mañana con sus delicados pero intensísimos esfumados, que salen del fondo áspero sobre el cual el artista ha puesto sus acuarelas. Arabescos, música y tonos alcanzan aquí una extraordinaria armonía y riqueza. Se pueden identificar todavía figuras femeninas y pájaros que asoman entre estrellas y medias lunas; por lo demás, los personajes se hacen en su mayoría indescifrables dejando paso a una connotación aún más poética. Terminada esta serie de pequeñas obras maestras, ya no será posible volver a capturar los pájaros, las estrellas y todos los demás seres fantásticos que continuarán viviendo en sus siguientes cuadros así como en sus cerámicas, litografías, murales y esculturas. Miró ha encontrado por fin el equilibrio perfecto entre su espíritu y su arte. De esta lograda armonía tiene cada vez mayor conciencia y la pondrá a prueba en los ámbitos artísticos más diversos.