Hacia 1815
Óleo sobre tabla, 46 x 35 cm Madrid, Museo Nacional del Prado
Firmado en el ángulo inferior izquierdo

Francisco de Goya - Autorretrato (Firmado en el ángulo inferior izquierdo)

Goya fue autor de numerosos autorretratos en diversas técnicas grabado, dibujo, pinturayen diversas circunstancias: retratándose ante el caballete o, como Velázquez, en el lienzo para la familia real; en el retrato del conde de Floridablanca ofreciendo el cuadro al modelo o entre los miembros de la familia del infante de España, etcétera. Éste, sin embargo, es uno de los más espontáneos, directos, humanos, sin un adarme de narcisismo. Goya abandona todo detalle no necesario, renuncia totalmente a aparecer como un célebre pintor, depone la vanidad de los trajes vistosos, a la cual había cedido en el pasado y concentra su atención en su rostro de septuagenario. Encuadrado en diagonales, con la luz colocada en alto, a la izquierda, bajando oblicuamente y atrapada en las costras del color, la camisa blanca abierta y arrugada, el tono casi monocromo entre marrón y negro, el rostro de Goya con las huellas del tiempo emerge todavía fuerte y enérgico: ha perdido la complacida osadía de la juventud pero tiene aún una determinación viril y sedimentada. En estos autorretratos tardíos, realizados con extrema pobreza de medios y una gama tenue que gana en profundidad lo que pierde en variedad, en los cuales la luz tropieza y se arrastra como un lamento, Goya parece evocar los sublimes, enternecedores y dolientes retratos de Rembrandt.