1795-1797
Óleo sobre lienzo,

18 x 12,2 cm Madrid,

Museo Nacional del Prado Firmado en el ángulo inferior derecho

Francisco de Goya - Autorretrato

Procedente de la colección de la duquesa de Alba, este pequeño autorretrato tiene todo el aire de haber sido hecho por el pintore para su amante. Por este motivo se tiende a considerarlo obra relacionada con el período de la estancia en Sanlúcar, si bien algunos estudiosos ven en él, por la expresión intensa y casi obsesiva, un alusión a la sordera que lo afligió en 1793 y prefieren por tanto situarlo en el momento de la convalecencia de la larga y peligrosa, enfermedad que lo había privado del oído.

La extraordinaria intensidad de la imagen y su palpitante pictoricismo otorgan al pequeño lienzo un aspecto monumental: Goya fija con extrema concentración el espejo en el que se retrata y extrae de él un icono romántico del genio, que hace pensar en los célebres retratos de Beethoven. En efecto, hasta el modo de vestir, con la chaqueta oscura de cuello alto, la camisa abullonada blanca con rayas azules y el pañuelo blanco y rojo anudado al cuello confieren al pintor un aspecto bastante más "moderno" y decimonónico en comparación con los personajes que suelen posar para sus retratos. Por no hablar de los cabellos descuidados, partidos por la mitad, ondulados y furibundos, que sombrean los grandes ojos felinos. La pincelada es deshecha, distribuida en nudos, y la camisa está pintada con rápidos toques de luz y sombra siguiendo los pliegues del tejido.