1920-1921
Oleo sobre lienzo,
90,5 x 66 cm
Figueras, Fundación Gala-Salvador Dalí, legado Dalí al Estado español

Dalí - Retrato de mi padre (1920-1921)

El padre de Salvador Dalí, el notario don Salvador Dalí i Cusí, era originario de Cadaqués, un pueblecito junto al mar a unos treinta kilómetros de la pequeña ciudad de Figueras, donde la familia residía habitualmente y donde él ejercía su profesión. Era un hombre muy estimado y de fuerte personalidad, que incidiría profundamente en el carácter de su hijo. Amante de la pintura y la música, frecuentaba un ambiente culturalmente muy rico en el cual se refleja el dinamismo del clima artístico de la Cataluña de la época, abierta a las influencias procedentes sobre todo de Francia, pero capaz de dar personalidades autónomas extraordinarias, como la de Antonio Gaudí.

En la sólida figura del hombre, que aparece inmerso en la luz rojiza del atardecer que incendia la costa rocosa en la que se puede ver el pueblo de Cadaqués, se prefigura la ambivalente relación del notario de Figueras con su célebre hijo: un profundo apego y la admiración recíproca no evitarán la ruptura que los llevará a cortar toda relación durante largo tiempo cuando, a consecuencia del vínculo de Salvador con Gala, desaprobado por él, y del escándalo suscitado por el contenido de algunas obras, el pintor será literalmente echado de casa y se establecerá en el pueblo de Port Lligat con su compañera. En 1950, con ocasión de la publicación de un libro de memorias de su hermana Ana María, cuyo tono sentimental y a su juicio poco respetuoso de la verdad de los hechos había provocado su irritación, Dalí evocó aquel ya lejano episodio: “Yo fui expulsado de mi familia en 1930 sin un céntimo. Mi triunfo mundial lo he conquistado con la única ayuda de Dios y la luz del Ampurdán y la heroica abnegación de una mujer sublime, mi esposa Gala”.