1925
Oleo sobre tabla,
23 x 23,5 cm
Colección particular

Dalí - Venus y amorcillos

Este cuadrito de asunto mitológico es un pretexto para representar un idilio marino en el cual aparecen lugares y motivos que volverán, con una constancia incluso obsesiva, en toda la producción del artista. Las atormentadas rocas de la costa septentrional de Cataluña, donde la cadena de los Pirineos emerge del Mediterráneo, muestran sus aspectos más extraños, que harán de fondo a muchas imágenes dalinianas, como él mismo dijo muchas veces recordando cuán indeleblemente se grabaron en su sensibilidad los lugares encantados de su infancia.

Circulaba la leyenda de que los griegos, fundadores de la ciudad de Emporiai (hoy Ampurias), de la cual viene el nombre de Am-purdán que se da a toda la región, habían erigido en el cabo de Creus, uno de los bordes orientales de España, un templo en honor de Afrodita, Venus para los latinos. Nada prueba que el templo existiera realmente, pero los antiguos llamaban al promontorio Aphrodisium.

Venus, sentada en un arrecife y rodeada de amorcillos que juegan unos con otros, muestra al espectador las abundantes formas torneadas de ascendencia ingresiana que tanto fascinaban a Dalí. En la Vida secreta, evocando uno de sus primeros encuentros con Gala, describe su anatomía: “... La soberbia esbeltez del torso y la delicadísima lozanía de los costados...”, deteniéndose en las características de la espalda, que  dicho por él mismo lo embelesó literalmente.

En el cuadro son visibles las influencias de las obras contemporáneas de Picasso, sobre todo en el amorcillo de la derecha, que tiende una concha a Afrodita y cuyo rostro tiene los rasgos inconfundibles de las figuras del maestro malagueño.