1949
Óleo sobre lienzo, 61 x 45 cm Figueras, Fundación Gala-Salvador Dalí

Dalí - Leda atómica

Algunos de los acontecimientos que condujeron al final de la II Guerra Mundial, más que ninguno la explosión de las dos bombas atómicas en Japón, impresionaron profundamente al artista, que se vio impulsado a reflexionar sobre el alcance de los nuevos y terribles descubrimientos científicos que habían permitido fusionar el átomo. Creía ver implicaciones metafísicas de extraordinaria trascendencia en la demostración de la estructura discontinua de la materia, y en este cuadro se percibe un reflejo de ello.

Gala es representada como la legendaria Leda, que, seducida por Júpiter en forma de cisne, da a luz el huevo fatal del que nacerán los dióscuros, Cástor y Pólux, y las dos hermanas Helena y Clitemnestra. Sobre este cuadro ha escrito Dalí: "La Leda atómica es el cuadro clave de nuestra vida. Todo está suspendido en el espacio, sin que ninguna cosa toque a otra. El propio mar se eleva a distancia de la tierra". Esta versión definitiva fue precedida de diversos estudios a tinta china y de una pintura al óleo del mismo asunto, que no obstante quedó inconcluso.

En 1948, el artista se había apasionado por el texto De divina proportione, del matemático renacentista fray Luca Pacioli, en el que se estudian sobre todo los cánones en los que fundamentan las proporciones del cuerpo humano. Con la ayuda de un matemático rumano al que había conocido en California, el príncipe Matila Ghyka, Dalí se dedicó durante tres meses a hacer complicados cálculos teóricos que desembocaron finalmente en esta singular composición. El cisne de Leda fue también el motivo de una joya que el artista diseñó expresamente para Gala en 1959 y cuya ejecución confió al joyero neoyorquino Carlos Alemany.